Son muchas las ideas erróneas que siguen rodeando al uso o abuso del chupete.
El chupete reduce la incidencia de muerte súbita y calma la ansiedad y el dolor de los niños, los datos muestran que, si se deja de usar a los tres años, los perjuicios sobre la dentición son reversibles.
Poco a poco casi todas han ido perdiendo fuerza; no así la creencia de que deforma la dentadura de los pequeños.
La succión no nutritiva de dedos, chupete y otros objetos no relacionados con la ingesta de alimentos es una actividad normal en el desarrollo fetal y neonatal.
Se inicia en el útero, es especialmente intenso durante los primeros meses de vida y puede prolongarse hasta los tres o cuatro años.
Este deseo de chupar es un reflejo primario que permite al recién nacido alimentarse y sobrevivir, además de aportarle calma y bienestar.
De hecho, el chupete nació justamente para aportar este efecto reconfortante a los lactantes sin tener que recurrir al pezón materno.
Deformación de los dientes por uso del chupete
Pueden producirse diferentes deformaciones por el abuso del chupete:
- Descolocación de los dientes: el uso del chupete descoloca los dientes, pero este cambio es reversible y todo va a su sitio a los meses de dejar el chupete, siempre y cuando se retire en el tiempo recomendado y antes de que aparezca ninguna deformación ósea importante que cambie la arcada definitiva o alguna malformación en la articulación temporomandibular.
- Desviaciones de los dientes: los dientes centrales inferiores se van desviando lentamente hacia dentro, mientras que los superiores se van separando y desviando hacia fuera. Esto sería lo que se conoce como «dientes de conejo».
- Mordida abierta por chupete: si un peque usa demasiado tiempo el chupete, los colmillos pueden llegar a chocar unos con otros y aparecer la mordida abierta, o lo que es lo mismo: los dientes de arriba se van hacia adelante y los de abajo, hacia atrás.
- Mordida cruzada: otro de los problemas de usar el chupete de forma prolongada puede ser la pérdida de paralelismo entre uno o varios dientes de la arcada superior con los de la arcada inferior, o lo que es lo mismo, la mordida cruzada.

¿Es mejor que se chupe el dedo?
Chuparse el dedo es mucho peor para la salud bucal que el chupete.
Habrá muchas personas que lo vean como un acto natural que no debería ser dañino, pero la realidad es muy distinta.
Veamos por qué el chupete es mejor que chupar el pulgar o cualquier otro dedo:
- Higiene: al esterilizar los chupetes, nos aseguramos de que se están llevando a la boca un objeto sin agentes contaminantes, algo muy difícil de controlar con las manos.
- Dureza: los dedos son mucho más duros que las tetinas de látex o silicona de los chupetes, lo que puede resultar en daños en la mucosa bucal o, incluso, en el propio dedo.
- Problemas bucales: los problemas del chupete pueden ser reversibles al retiralo a tiempo, pero la succión del dedo puede conllevar, además, una elevación del paladar y el estrechamiento de la arcada maxilar, entre otros problemas, lo que puede acarrear consecuencias a nivel de masticación, deglución, habla y pronunciación, entre otros.
- Retirada: es mucho más fácil quitar el chupete que controlar y ponerle fin al hábito de chupar el dedo.

¿Cómo retirar el chupete a un niño?
- Una retirada sin castigos: tanto si optas por una retirada paulatina, como si prefieres hacerlo de golpe, es importante que no recurras a reprimendas o castigos por usar el chupete.
- El chupete desaparecido: puedes inventarte una historia en la que algo o alguien ficticio se haya llevado el chupete o en la que lo habéis perdido de forma irrecuperable.
- Unta el chupete con sustancias de sabor desagradable: puedes probar con limón, vinagre o similares.
- Altera la tetina: cortarla o pincharla hace que succionarla sea desagradable.
- Toma la decisión con firmeza: una vez le hayas quitado el chupete, no vuelvas atrás, ni siquiera si te lo pide insistentemente. En esta decisión, conviene ser firmes.
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